Desde
hace al menos un par de décadas venimos observando en nuestro país,
España, la creciente anglonización de nuestro idioma, el castellano
o español. Nos vamos a centrar en lo que nos atañe a nosotros, es
decir, la hostelería; sin embargo, todas las áreas económicas,
culturales y sociales, están afectadas. El avance es realmente preocupante.
Hace
poco, indagando sobre actividades emprendedoras en barrios de
nuestras ciudades, encontramos un grupo de pequeños empresarios
asociados, que entorno a una antigua plaza, habían construido un
dinámico grupo de atractivos comercios. El título que encabezaba su
web estaba compuesto de una veintena de palabras que describían sus
actividades y ofertas. En el mismo, mezclaban palabras en castellano
y en inglés: «talleres craft» (debería ser, talleres de
arte), «kids» (debería ser, niños), «workshops
culinarios» (debería ser, talleres culinarios). Realmente
incomprensible y, sinceramente, patético.
La
justificación que esgrimen los empresarios al titular sus empresas o
actividades con nombres o sustantivos en inglés, es que los turistas
no saben español o las empresas deben estar internacionalizadas.
Pero, el turista justamente lo que busca es una fuerte marca local o
nacional. Busca "ese sabor", que hace diferente ese país
del suyo. Si todo está en inglés, ¿cual es la diferencia?.
Justamente el turista europeo es lo que más odia, la anglonización
de todo. Nuestra cultura, la española, poco a poco se irá diluyendo
en la anglonización. Por otro lado, la mayoría de las nuevas
pequeñas empresas, son bautizadas con nombres en inglés. El
razonamiento que se esgrime de facilitar la exportación, en nuestra humilde opinión, no es válido, ya que la marca "Hecho en España", desaparece. No se sabe que el producto es español.
Hergestellt in Deutschland Made in USA Fatto in Italia
El problema, se debe en origen, a que los españoles hemos perdido nuestra capacidad creativa para bautizar en nuestra lengua a negocios, actividades u objetos. Creemos que nuestro idioma suena mal, pero es una apreciación errónea.
Veamos un ejemplo en hostelería: Cocinetas (camionetas de cocina callejera) que llamamos ahora, en inglés: Food Truks; suena horroroso y el 80% de los
españoles no entiende lo que significa ni sabe pronunciarlo, ya que
el 80% de los mismos no sabe inglés.
Nuestra mentalidad o forma de pensar es la siguiente: «vemos en la
cultura anglosajona, un nivel superior, y por tanto bautizamos todos
los nuevos negocios sean de hostelería o no, con nombres ingleses».
Vamos a poner otro ejemplo: los anglosajones han creado un nuevo tipo de establecimiento hostelero al que llaman «afterwork». En realidad es un pequeño restaurante o taberna que tiene en la mayoría de sus clientes a trabajadores que desean tomar un refrigerio, aperitivo o tentempié después de terminar su jornada laboral.....Pero, ¿no les suena horroroso «afterwork»?, no significa nada para nosotros. Si aplicásemos la extraordinaria imaginación y creatividad que siempre ha distinguido a los españoles o latinoamericanos, podríamos beber del inmenso, variado y divertido, argot español: nuevas palabras que surgen y se generan casi a diario en los países que componen la gran comunidad hispano-hablante.
Afterwork: Traselcurro. Relaxtapas. Piscolavis.
Veamos algunas comparaciones en hostelería del problema que avanza imparable y que a buen seguro tendrá graves consecuencias para nuestra identidad y cultura:
Resumiendo: la mentalización de este problema es de vital importancia. A la hora de bautizar cualquiera de nuestras nuevas empresas o en la necesidad de definir y titular alguna nueva actividad empresarial, cultural o social, pensemos en nuestro idioma, generando nuevas acepciones y palabras en castellano (o catalán, gallego y euskera). La innovación de nuestras empresas españolas debe ser global; desde el propio producto u oferta, hasta el envase, la comercialización y el nombre o imagen.